Con dos documentos oficiales, correa y pañuelo identificativo
El Colegio de Veterinarios recomienda bañarles 24 horas antes y pasearles para que realicen sus necesidades fisiológicas
Se ha elaborado en apenas unos meses, pero el protocolo para que los perros puedan acceder a Txagorritxu y Santiago no deja ningún cabo suelto. ... En su redacción ha participado el Colegio Oficial de Veterinarios de Álava en estrecha colaboración con los responsables de la OSI Araba. Lo primero fue preguntarse si otras mascotas también podrían reencontrarse con sus dueños. ¿Por qué no gatos o pájaros? «Los perros tienen mayor grado de sociabilización que los gatos u otras especies. Están más acostumbrados al contacto humano y a otros entornos fuera de su hogar. También tienen menor tendencia a escaparse y se estresan menos. Para nosotros el bienestar animal era algo fundamental», resume Marisol Cuenca, vicepresidenta del Colegio de Veterinarios.
Para acceder al recinto hospitalario, el animal deberá contar con dos documentos en regla: el pasaporte oficial en el que se reflejan sus vacunas y desparasitaciones y un certificado veterinario para garantizar que se encuentra en buen estado de salud. Este segundo deberá expedirse con máximo cuatro días de antelación. En el caso de perros de raza potencialmente peligrosa (PPPs) será necesaria además una licencia específica. Además se recomienda bañarle en las 24 horas previas a la visita y pasearles 15 minutos antes para que realicen sus necesidades fisiológicas. En todo momento el animal irá identificado con un pañuelo con el logo del programa MASK-Hospital para que el resto de personas sepan que está acreditado para la visita. Deberá acudir atado con una correa no extensible de dos metros máximo.
Si otros pacientes que no sean el dueño, familiares de visita o trabajadores sanitarios desean acercarse a él, la veterinaria recomienda no hacerlo de manera abrupta. «El acercamiento debe ser lento y silencioso o con palabras suaves», resume. Y es que es probable que el perro se asuste ante una situación extraña. «En ese caso hay tres opciones: que se quede quieto, que intente huir o que ataque».
En el primer acercamiento se recomienda mantener una distancia de 1,5 metros con el animal y preguntar al acompañante si se le puede acariciar. Si la respuesta es positiva lo ideal es agacharse hasta su altura y ponerse de costado dejando que sea la mascota la que inicie el primer contacto. «Lo que siempre tenemos que tener en cuenta es que el perro está en un entorno desconocido y no sabe lo que va a pasar. Estará alerta de peligros», señala Cuenca, que aplaude esta iniciativa en beneficio de la «salud emocional» de los pacientes ingresados.
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