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Es una de las esquinas más conocidas y cotizadas de Bilbao. El edificio ubicado en el número 1 de la calle Berastegui se asoma también ... a la Gran Vía y a Ledesma. Tiene, justo al lado, la boca de metro que da acceso a la estación de Abando y completa la manzana junto a otros dos portales y el Banco de España. Este inmueble, que cuenta con 5.575 metros cuadrados de superficie construida, padece un importante problema estructural, según ha podido saber EL CORREO. Al menos dos pilares de fundición que dan consistencia a sus cimientos se encuentran agrietados y el propietario del bloque (en manos de Villa Mena, una empresa con sede en Madrid) ha decidido ejecutar una obra de calado para sanear y consolidar la construcción. El objetivo es evitar así cualquier problema de seguridad.
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Se trataría de un asunto privado si no fuera porque afecta a uno de los rincones con mayor actividad comercial y hostelera de la capital vizcaína. Los trabajos de consolidación del edificio, que también afectan a la primera planta, obligarán a cerrar temporalmente 11 negocios -cinco de ellos son bares y restaurantes- con una enorme visibilidad para la ciudadanía. En concreto, este imprevisto afectará en Ledesma a la Taberna Taurina, el restaurante Atseden y el bar El Molinillo. En Gran Vía a la cafetería Monterrey, un clásico que lleva 75 años animando el día a día de los bilbaínos, así como a la multinacional de venta de calzado y ropa deportiva Snipes.
También tendrán que despedirse de su clientela de forma temporal, ya en la calle Berastegui, General Óptica, que cuenta aquí con una de sus tiendas más grandes del norte peninsular; la farmacia Barcena Roji; una tienda de dulces y caramelos (Chupidenda); la hamburguesería Road n Roll; y uno de los despachos más conocidos de la pastelería Arrese. El undécimo negocio es un local que ahora mismo está vacío y que seguirá sin inquilino mientras no se resuelva la actual situación.
Y ¿hasta cuándo van a tener que bajar la persiana? Esa es una de las incógnitas de este proyecto. Los trabajos entrañan una gran complejidad técnica y se requerirá, seguramente, de varios meses para ejecutar la actuación. La propiedad asegura que ha sido muy complicado encontrar una constructora capaz de llevar a cabo esta labor de cuidado de los cimientos, «ya que se trata de un edificio muy viejo». Y que, por lo tanto, los trabajos se prolongarán «el tiempo que la compañía contratada estime necesario». Por el momento, los afectados han recibido un burofax en el que se anuncia la fecha de inicio de la obra para el 2 de septiembre. Para ese momento, los locales tendrán que estar totalmente despejados de cara a dejar paso a los obreros y las máquinas.
La fecha elegida no parece ser casual. Si bajar la persiana de los locales hosteleros es siempre un fastidio, al menos podrán rentabilizar el tirón de la Aste Nagusia, que este año se celebrará del 16 al 24 de agosto. Es un mal menor, aunque la situación de incertidumbre que ahora les asalta es «tremenda». En el Monterrey, por ejemplo, están muy preocupados. «Nunca, en tres cuartos de siglo de historia, habíamos afrontado algo así. Tenemos unos 20 empleados y ahora estamos obligados a buscar la fórmula que garantice la continuidad del negocio para cuando la obra acabe», señalan. Lo que más inquieta es no saber el tiempo en el que permanecerán sin poder funcionar. Y son conscientes de que, cuantos más meses transcurran, más difícil será reengancharse.
Algunos negocios se están planteando presentar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (Erte), una fórmula que recuerda a los tiempos de la pandemia. La decisión, que estaría justificada porque hay una cuestión de fuerza mayor que impide trabajar, permitiría a los empleados cobrar de los fondos públicos de desempleo durante el periodo que dure el cierre, suponiendo también un alivio para el empleador. En total, en el conjunto de los locales que tendrán que decir adiós de forma indefinida, hay más de un centenar de asalariados afectados, así como un número también apreciable de autónomos.
Además, se debe tener en cuenta que la clausura temporal puede ser muy complicada y dañina para algunos negocios, como por ejemplo la farmacia, cuya actividad está regulada por una licencia que impone una serie de obligaciones, como las guardias o el servicio público en relación al resto de negocios de este tipo en Bizkaia. Para otros, puede ser un acta de defunción por la pérdida de la clientela, que podría buscar acomodo en la competencia. Hay también quien está pensando en adelantar su jubilación y no regresar. «Veo complicado remontar el vuelo con lo que se nos viene encima», señala uno de los inquilinos, que no ha querido que se le identifique.
El bloque calificado como Berastegui 1 cuenta con bajo, cuatro alturas y una quinta planta que contiene «buhardillas vivideras y desvanes», según la información que figura consignada en el Registro de la Propiedad. Fue construido en 1920, tal y como consta en los registros catastrales de la Diputación. Aunque fuentes de la propiedad aseguran que data de finales del siglo XIX. La estructura sería mixta, contando con pilares de fundición, algunas vigas de madera y forjado en otros puntos. El inmueble tiene un uso dedicado eminentemente al alquiler de oficinas y establecimientos comerciales, aunque hay tres familias que también residen en el bloque. Una de las cuestiones que sí está clara es que la propiedad no va a cobrar las rentas a los negocios mientras duren las labores de consolidación. Entienden que es una cuestión de fuerza mayor.
¿Cuándo y cómo salió a la luz que había un fallo en sus cimientos? Tanto el Ayuntamiento como el dueño del inmueble aseguran que todo es fruto de una Inspección Técnica de Edificaciones (ITE). Este examen es obligatorio para las construcciones cuya antigüedad supera los 50 años desde que se aprobara un real decreto en 2011. La ITE que pasó el inmueble de Berastegui en 2023 alertó de este problema en la estructura. El proyecto propuesto prevé actuar en toda la planta baja y la primera.
El plan cuenta con el visto bueno municipal. El Consistorio otorgó la licencia de obras en abril de 2024 y su ejecución está únicamente «pendiente de resolución de la ocupación de vía pública» mediante el vallado previsto. Un trámite que está en proceso y que se completará en breve para poder comenzar los trabajos a comienzos de septiembre.
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