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Los integrantes del Cuarteto Indiana. E. C.

«Buscamos algo descarnado, energía pura, que el público sienta el impacto»

El Cuarteto Indiana ofrecerá hoy en el Aula de EL CORREO obras de Beethoven y Shostakovich con dos violines, viola y chelo

Miércoles, 4 de diciembre 2024, 00:44

El Cuarteto Indiana protagonizará hoy un concierto en la Sociedad Filarmónica de Bilbao que dará comienzo a las 19.30 horas. La agrupación formada por Sebastián Armas, Enrique Santacecilia, Pablo Juan Linares y Maialen Lagos interpretará el Cuarteto de cuerda nº 4 en do menor, op. 18, de Beethoven; y el Cuarteto nº 8 en do menor, op. 110, de Shostakovich. El acto es fruto de la colaboración de la Fundación Vocento con Musikene y cuenta con el apoyo de la BBK.

Los mayores repertorios de la música clásica se corresponden con el piano y el violín. «Son muy flexibles», aduce Armas. «Los compositores siempre les han visto algo especial, quizás porque se prestan mucho a ser solistas por su rango dinámico más elevado, ya que su agilidad nos permite que nos movamos con más facilidad por todo el diapasón».

En el Aula de EL CORREO

  • Lugar y hora Sociedad Filarmónica (Marqués del Puerto, 2, Bilbao). Hoy miércoles, 19.30 h.

  • Cuarteto de cuerda Indiana Sebastián Armas (violín), Enrique Santacecilia (violín), Maialen Lagos (viola) y Pablo Juan Linares (violonchelo).

  • Obras de Beethoven y Shostakovich.

  • Con la colaboración de Fundación BBK.

Santacecilia alega que el sonido del violín se asemeja a la voz y fomenta cierta empatía: «Sus proporciones son perfectas desde hace trescientos años, cuando se fabricaron violines que permanecen como obras de arte». El chelo, según Linares, ofrece la ventaja de la versatilidad, desde timbres muy graves a otros agudos. «Nosotros somos el sustento armónico y melódico, y ellos asumen los giros y el dramatismo», indica Lagos.

Sendas piezas de dos creadores distantes en el tiempo integran el programa que este conjunto, premio del concurso de fin de carrera, ofrecerá en Bilbao. A pesar de que uno pertenece al periodo clásico y el segundo a la renovación experimentada en el siglo XX, ambos comparten tonalidad, un carácter intenso y enérgico, en opinión de los intérpretes. «Shostakovich fue uno de los compositores más perseguidos durante la dictadura de Stalin e intentaba reflejar su situación sentimental, su postura personal y se arriesgaba», señala Santacecilia.

El autor dedica esta obra a las víctimas del fascismo y la guerra. «Incluye un vals que creo que expresa ese sufrimiento que estaba padeciendo en el país sometido a la dictadura de Stalin», asegura, y Lagos apunta a la intención de salir de lo obligado para los creadores rusos de su tiempo y expresar lo realmente sentido. «Utilizaron todos los elementos posibles del cuarteto para dar cuenta de su oposición al régimen».

Los espectadores se encontraran con una música sublime y un trabajo honesto, en palabras de Linares. «Es maravillosa, está muy bien escrita, pero también resulta muy dura emocionalmente porque tiene muchas connotaciones autobiográficas», señala y confiesa: «Siempre que tocamos esta obra nos llega una sensación de vacío existencial y en algunos ensayos hemos tenido que parar y reflexionar sobre lo que nos sacude, así que yo aconsejaría al publico que fueron con la mente y el corazón abiertos».

«Al tocar esta obra de Shostakovich, sentimos un vacío existencial. Aconsejo a la audiencia ir con mente y corazón abiertos»

Intensidad y oscuridad

Beethoven también comparte esa intensidad y oscuridad. «Si te dejas llevar, te mueve las entrañas», advierte Linares. Reconoce que, a veces, ante un cuarteto de cuerda, podemos pensar en una obra de Haydn, en algo que no se sale de un molde específico y que escuchamos porque queremos relajarnos. «Como cuarteto, nunca hemos querido algo así, hemos buscado algo descarnado, que sea pura energía, y pretendemos que la audiencia sienta el impacto emocional, profundo e, incluso, violento, que poseen estas dos obras».

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«Buscamos algo descarnado, energía pura, que el público sienta el impacto»