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Ignacio García, Juan Carlos Matellanes y Pablo Romero, en la sede de la ABAO. Luis Ángel Gómez

Cuando la cigarrera Carmen mata a su amante en legítima defensa

El Aula de EL CORREO aborda el reto de adaptar la ópera a los nuevos tiempos y sensibilidades

Domingo, 18 de mayo 2025, 23:18

Carmen no muere a manos de Don José. Al contrario, la cigarrera sevillana mata al soldado en defensa propia en la versión que el director de escena Leo Muscato lleva a cabo de la famosa 'Carmen' de Georges Bizet. Esta osada revisión de la trama no es una excepción. La mirada audaz de Florentina Holzinger incluía en 'Sancta Susanna', de Paul Hindemith, un serie de desnudos, elementos de sexo explícito y otras de carácter repulsivo. La actualización de la ópera, ya sea mediante innovadoras y, a menudo, polémicas puestas en escena o, incluso, cambiando los libretos, es el asunto que abordará un nuevo encuentro del Aula de EL CORREO. La charla, protagonizada por Juan Carlos Matellanes, presidente de la ABAO, Pablo Romero, subdirector artístico de la entidad, e Ignacio García, director de la escenografía de 'Otello', tendrá lugar hoy en la Sala BBK a partir de las 19.00 horas. El acto cuenta con el apoyo de la Fundación BBK.

El objetivo, con frecuencia, no es actualizar la ópera, en opinión del responsable de la institución bilbaína. «Se busca montar un espectáculo que contenga el escándalo y, de esta manera, arrasar en taquilla y salir en todos los medios», arguye y señala que nos encontramos ante un recurso con el que atraer a nuevos públicos. «No puedes cambiar el título ni el compositor, tampoco lo que canta un intérprete por el de otro ni eliminar a parte del elenco», indica. «De manera que si planteas una puesta en escena rompedora parece que haces una obra nueva».

La charla

  • Ponentes. Juan Carlos Matellanes, Pablo Romero e Ignacio García.

  • Lugar y hora. Hoy a las 19h. Sala BBK.

  • Con la colaboración de: Fundación BBK.

Preservar las formas originales tampoco es la solución y ni siquiera resulta posible, a juicio de Ignacio García. «Hay una diferencia entre las artes representativas y otras artes», aduce y explica que los cuadros y novelas existen como obras cerradas, mientras que de la piezas teatrales y musicales tan sólo poseemos una codificación de lo que se hizo en su estreno. «Una sonata de Mozart no es la partitura, sino lo que suena cuando alguien se sienta y la toca», aduce y sostiene que nunca la escucharemos igual que lo hicieron en 1770, en el momento en el que se estrenó. «Ni el instrumento es igual y la experiencia acústica del espectador que ha escuchado a los Beatles es otra. Cada uno intentamos navegar por dónde podemos y nos confundimos de manera distinta».

La pretensión de los musicólogos de respetar fielmente se le antoja absurda. «Verdi puso en escena un Otello y pasó las indicaciones a papel, pero no todo», alega. «Surgen espacios de indefinición que hay que llenar. A veces, acertamos y, otras, nos equivocamos. Por eso es tan difícil la ópera y el teatro. Se hace haciendo y equivocándose. El error es parte de la trasmisión de la obra».

Cierta capacidad creativa es indispensable para llenar huecos. «A partir de ahí, lo importante es saber cómo se utiliza y qué quieres conseguir con ello. Ahora bien, no siempre subyace una intención espúrea, sino también el deseo de conectar mejor con el público», apunta Pablo Romero, subdirector de la ABAO. «Puedes apostar por la fidelidad al original, intentar conseguir el efecto de Verdi o escandalizar. Hay quien piensa que se puede hacer de todo con el libreto y también quien quiere vivir en la nostalgia y conservadurismo reaccionario, que aspira a encontrar lo mismo que contempló en 1967».

¿Dónde reside el equilibrio? «Es muy difícil contentar a todo el mundo», confiesa y sugiere un compromiso. «El equilibrio radica en que el creador sea libre para crear, pero que el espectador esté informado de lo que va a ver. No creo en la censura previa, simplemente en advertirle que contemplará una invención con cambios».

Riesgo y creación

El 'Rigoletto' a cargo de Miguel de Arco contenía varios desnudos y causó controversia durante su presentación en Madrid, pero ninguna a su paso por Bilbao. «Aquí la gente ya venía aleccionada sobre el concepto y sabía bien lo que venía a ver», recuerda Matellanes. Algunas interpretaciones van más allá y llegan a modificar el libreto, caso de la mencionada 'Carmen'. «Si el objetivo es crear otro espectáculo, arriésgate y haz una ópera nueva», aduce. «Escribe otra historia, música y puesta en escena. Lo que no puedes hacer es transformarla totalmente».

Existen otros inconvenientes. El mundo ha cambiado y la sensibilidad general difiere sustancialmente de la que atraviesa las narraciones cantadas. «No se puede romantizar el crimen pasional», explica Romero. «No puedes decir eso porque supone legitimar ciertas conductas, pero creo que mutilar para adaptar al presente es un error, habría que contextualizar la obra».

El planteamiento más moderno, en opinión de García, es el que han aplicado en el 'Otello' que ha producido y que se representa actualmente en el Palacio Euskalduna. «No hemos hecho otra cosa que quitarnos la tradición e ir a la fuente, porque en el libreto está todo, la fragilidad, la culpa, la dulzura y la contradicción, toda la complejidad del ser humano. Creo que la manera de ser moderno es quitarse a otros modernos encima ya acudir a las fuentes».

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