El baloncesto griego salta por los aires: un presidente en busca y captura, amenazas desde la grada...: «Vamos a violar a tu hija»

El dirigente en cuestión es Dimitris Giannakopoulos, un empresario farmacéutico que no sale de un lío y entra en otro. En 2011, invadió junto a sus guardaespaldas las oficinas del medio 'Gazzeta-gr' y amenazó a sus periodistas por la publicación de unos artículos que consideró difamatorios sobre su persona. En 2016, el díscolo dirigente deseó la muerte del hijo de Vassilis Spanoulis, entonces jugador del Olympiacos, donde es considerado una leyenda y hoy entrenador del Mónaco. En 2020, destrozó un kebab de un aficionado del club, y en represalia un centenar de seguidores atacaron su casa con piedras, pintura e insultos.

¿Qué ha sucedido ahora para que el baloncesto griego haya estallado por los aires? Durante el calentamiento del segundo partido de la final, los seguidores del Olympiacos insultaron de forma grave y reiterada a Giannakopoulos y a su hija de 18 años. «La vamos a violar delante de ti», llegaron a corear. La reacción del dueño del Panathinaikos fue protestar ante los árbitros para que advirtieran a los hinchas de El Pireo. Después realizó peinetas a esos ultras, discutió con el banquillo rival y la situación se descontroló hasta que se llegó a las manos. Entonces la Policía intervino para retirar de la pista al directivo del bando visitante. «Arréstenme o déjenme entrar», dijo furioso Giannakopoulos. Lo siguiente que reflejaron las cámaras de seguridad, según estas fuentes, fue la huida del dueño del club del trébol.

El Olympiacos elevó el asunto a la Fiscalía, que ordenó el arresto del polémico directivo. Este corrió por el parking hasta su coche para no ser detenido y se dio a la fuga. Está en busca y captura. El recinto, por cierto, se llama Pabellón de la Paz y la Amistad. Nada de eso sucedió en la capital griega. Tal es la tensión entre ambos clubes que el Gobierno se ha visto obligado a intervenir. La primera medida ha sido la de suspender de forma momentánea lo que resta de una final que se disputa al mejor de cinco partidos y que está empatada a uno.

El ministro de Deportes, Yannis Vrutsis, se reunió con el dueño del Panathinaikos, Dimitris Giannakopoulos, y los presidentes del Olympiakos, los hermanos Panayotis y Yorgos Angelopulos, para «comprometerse a poner fin a esta situación». Al contrario, advirtió, «la liga se suspenderá definitivamente». Para el miércoles, día en el que se debería disputar el tercer duelo en el OAKA, se ha fijado una reunión en el Ministerio de Educación entre ambos bandos, aunque los representantes del Olympiacos mantienen que la «única reunión que mantendrán con Giannakopoulos será en las salas de audiencias». En fin, caldo de cultivo para que la tensión vaya a más. Asegura el Gobierno que «en ningún caso» se disputará a puerta cerrada. Hace dos semanas ambos se disputaron el tercer y cuarto puesto de la Euroliga, con victoria para los de El Pireo.

Existe un ambiente casi bélico entre ambas franquicias. Antes del primer partido se conoció el discurso que Giannakopoulos realizó a sus jugadores. «Salid a destrozarles. Sería inaceptable no ganar esta final por 3-0». Una arenga a la que sus muchachos respondieron con victoria por 80-68. Tras el partido fueron los dueños del Olympiacos los que cargaron contra los suyos por la derrota: «Se nos está acabando la paciencia. Exigimos que el equipo se presente al siguiente partido». Dicho y hecho, lo ganaron 91-83 para empatar la serie. Además de los incidentes con el dueño del Panathinaikos, la afición del conjunto rojo insultó al entrenador rival, Ergin Ataman, con «puto turco». «Son unos bastardos», replicó el técnico otomano.